treintaycincomilimetros

5 de febrero de 2014

El lobo de Wall Street

por Valentín Carrera

Martin Scorsese siempre ha sido un creador excesivo, pero esta vez, el engendro se le ha ido de las manos.

Hace algo más de una década que el neoyorquino ha depositado casi todo su cine en Leonardo Di Caprio y ese es, precisamente, el único acierto de esta cinta. Leo vuelve a sostener el andamiaje con solvencia (aunque repite muchos tics de El aviador, de Atrápame si puedes, de Shutter Island y de Infiltrados entre otras. Pero Di Caprio no sólo es lo mejor de la película sino lo único salvable. Todo lo demás es perfectamente prescindible.


Pocas veces le ha fallado a Martin Scorsese la estructura en sus relatos y esta vez le falla estrepitosamente. No se entiende el inicio con un flashforward; ni se acuerda de dibujar la construcción del personaje; ni justifica sus evoluciones; ni tiene sentido el recurso a la voz en off (más parece una decisión desesperada para hacer avanzar la trama cuando no sabe como hacerlo de otra manera); ni están justificados determinados engaños al espectador, por mucho que en algunos casos arranquen una carcajada al público.

Da la sensación que el desmadre que está narrando se le ha contagiado. Y podríamos llegar a pensar que se trata de una decisión voluntaria de no ser porque tal desmadre se manifiesta en otros elementos nada justificables. La película está mal rodada. La mayor parte de las secuencias, comenzando por las que son claves en el desarrollo de la trama, no están planificadas. La edición de las escenas parece hecha por cualquier principiante que desconoce las más elementales reglas de la narrativa audiovisual y se cometen errores imperdonables que distraen del relato hasta al espectador más perezoso.


No deja de ser sorprendente que sea Thelma Schoonmaker la encargada de la edición. Una mujer que arrastra tres Oscars a lo largo de su carrera, todos por películas de Martín Scorsese: Toro Salvaje, El Aviador e Infiltrados. Algo que no debe sorprendernos puesto que lleva casi cuatro décadas trabajando con él.

Recae directamente en el debe de Scorsese la mala planificación también de las escenas principales. Largas. Innecesariamente largas. Carentes de interés muchas de ellas. Repetitivas y aburridas la mayor parte de las veces. Recae sobre él también el haberse centrado en algunos aspectos estéticos más o menos llamativos sin engranarlos en el relato. Interés cero el viaje en barco por el Mediterráneo salvo por la escena del naufragio que no aporta nada a la historia.

Recae en su debe el abusar de cierta provocación gratuita. Ya sé que el objetivo es reflejar los excesos de esa gentuza durante esos años, pero son perfectamente innecesarios y explícitos. ¿Dónde queda la capacidad y la habilidad para sugerir haciendo cómplices a los espectadores? No voy a caer yo en la trampa de decir que se trata de una película misógina que degrada a la mujer hasta convertirla en un simple felpudo de las aberraciones más dispares de personajes decadentes, pero no entiendo qué necesidad hay de contemplar cómo se depositan gramos y gramos de coca en el chumino de una propia por muy bello que sea el plano de sus posaderas ocupando toda la pantalla.

Sí. Quien vaya a verla debería preparar su estómago y sus tragaderas. Y lo peor es que la mayor parte de esas escenas aportan poco o nada al relato más allá de demostrar el desprecio más absoluto que tienen los compadres, perfectamente rastreros y barriobajeros en su conjunto, por las mujeres que les rodean. Sólo son de utilidad sus culos, sus pechos y sus coños. Todo tan edificante como necesario.

Y que nadie piense que me he escandalizado. Para nada. Es más, incluso me he reído viendo El lobo de Wall Street pero tengo 200 o 300 fórmulas para pasar un buen rato y reírme sin tener que recurrir a 179 minutos de los que sobran más de 100. Congelados y ralentizados incluidos.

Entre lo que resulta salvable tenemos algunos de los diálogos. No muchos, pero alguno hay. Y ahí se nota la mano de Terence Winter, curtido en Los sopranos y en Boardwalk Empire. Pero tal vez tenga ahí su penitencia. Todo lo que luce en algunas conversaciones vibrantes y picadas, llenas de pulso, lo pierde en monólogos largos e interminables. Como si no hubiese sabido adaptarse del todo en su paso de la televisión al cine. Es posible que el libro del propio Jordan Belfort en el que se basa el guión ofrezca buenos mimbres para construir la historia, pero en alguna de las reescrituras, se fueron deteriorando esos mimbres.


El resto, no deja ninguna huella en el espectador. No hay fotografía en esta cinta. Ni en exteriores ni en interiores. Es como un collage deslavazado que no aporta coherencia al relato. No hay actores que tengan ni un minuto de valor en la historia. En cuanto empiezan los créditos, olvidas sus caras, sus nombres, sus papeles y su participación en el relato. Eso en el caso de ellos. En el de ellas, sólo recuerdas culetes corriendo de lado a lado de la pantalla y pechos en todas las tallas entre la 80 y la 120 rebotando en casi todos los escorzos posibles.

Lo único que te llevas, al olvidar la película, es la banda sonora. Algo que ya se está convirtiendo en costumbre cuando vemos una película ambientada en los 80. Desde esa ya lejana, Los amigos de Peter, que nos devolvió toda una serie de canciones, hasta la más cercana, American Gangster. En este caso, también recuperamos un buen puñado de temas y versiones que mantener vivos en nuestro recuerdo. Así que no resulta mala cosa comprarse la BSO y olvidarse del Blue Ray.

Viendo el catálogo de proyectos de Scorsese para los dos próximos años no sé si desear que los remate todos, para ver si en alguno vuelve a acertar, o temer que vayan llegando a las pantallas. Porque no creo que pueda soportar otra sesión de tres horas para escuchar cuatro buenos temas, ver fugazmente un puñado de pechos bonitos y disfrutar con alguna secuencia bien conducida por Leonardo Di Caprio en la construcción de un buen actor.

Una lástima.
  • El lobo de Wall Street

  • Título original:
    The wolf of Wall Street

  • Dirección:
    The wolf of Wall Street

  • Año de producción:
    2013

  • Nacionalidad:
    USA

  • Duración:
    179

  • Género:
    Biopic, drama

  • Fecha de estreno en España:
    2014-01-17

Valentín Carrera

Desde la República Independiente de El Bierzo me fui a Galicia y he terminado en Madrid. Estudié Periodismo, luego hice Políticas y acabo de terminar un posgrado en Community Manager y Social Media.

Desde hace casi 20 años trabajo en Telemadrid donde empecé de becario y ahora sigo como redactor (entre medias he sido redactor, editor de informativos, redactor jefe y subdirector de informativos y responsable de contenidos para Canal Metro). Me apasiona la tele, el periodismo y la política. Procuro estar al día en nuevas tecnologías, redes sociales y demás.

Hace un par de años que soy vocal de la Junta Directiva de la Academia de Televisión donde he tenido la suerte de participar en la Comisión Organizadora de El Debate de 2011 entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba y de dirigir las 2 últimas ceremonias de entrega de los Premios Iris.

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