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20 de febrero de 2014

Her

por Sigfrido Gross

En palabras del mismo director “La idea para Her se me ocurrió hace unos diez años cuando entré en una web en la que podías interactuar con una inteligencia artificial. Entré por mera curiosidad y durante un instante sí que tuve la sensación de estar hablando con alguien. Al momento era obvio que todo eran respuestas programadas, pero durante un momento fue algo realmente extraño”. Esto unido al concepto de “querer hacer una historia romántica en la que uno de los protagonistas nunca estuviese presente, me llevaron a la idea de Her”.

La nueva película de Spike Jonze cuenta una sencilla historia de amor y desamor jugando con los aspectos más comunes y universales de estos relatos: la pasión, las dudas, los celos, la traición? Todo ello llevado de una manera muy original y divertida.

Theo y Samantha

La historia de Theo (Joaquin Phoenix, lo mejor de toda la cinta), es la de un tipo recién salido de una separación que busca consuelo en una OS, una nueva tecnología que promete un compañero/a que va más allá de una simple inteligencia artificial. Así, Theo se verá inmerso en una relación con alguien a quien jamás podrá ver. Ese es el principal conflicto del filme de Spike Jonze, el primero en el que firma guión en solitario.


Samantha (Invisible Scarlet Johanson) es una entidad invisible, un software capaz de ser consciente de sus limitaciones. Y de saber que nunca será un ser humano, a pesar de tener todas sus cualidades más allá del cuerpo. Conocer a Theo y empezar una relación con él será su manera de entrar en conflicto consigo misma y su inevitable proceso de evolución como programa informático, algo de lo que tampoco pude escapar.

Ciencia Ficción romántica

Uno siempre espera conceptos muy muy locos de las películas de Spike Jonze; una idea madurada de manera lógica a lo largo de todos estos años, desde sus videos musicales hasta sus colaboraciones con Charlie Kaufman, un guionista con el que parece que nació para colaborar, Jonze nos ha acostumbrado a algo muy concreto. El hecho de que el público espere algo realmente extraño de él será siempre un lastre, aunque Jonze se lo haya ganado a pulso, porque limita sus posibilidades como narrador.

Cierto es que su último film antes de Her, Donde viven los monstruos, no fue (al menos para mí y a pesar de todas sus virtudes) una película a la altura de sus dos anteriores. La razón parecía ser que era la primera vez que el director no colaboraba con su guionista de cabecera y adaptó junto con Dave Eggers el famoso cuento de Maurice Sendak. La falta de Charlie Kaufman dentro de su mundo hacía mella.

Es difícil definir los géneros en los que ha trabajado Jonze; pero podemos arriesgarnos. Diría que Cómo ser John Malkovich es una comedia de terror; Donde viven los monstruos, un drama generacional; y Her, ciencia-ficción romántica. Adaptation, me váis a perdonar, pero no tengo ni puta idea.

Her entra claramente en la definición de ciencia-ficción, ya que es una historia asentada en un futuro cercano, en el que se plantea una situación tecnológica más avanzada e hipotética con la cual se produce el conflicto principal de la historia. Todo ello, además, sirve para extrapolar problemas actuales a ese posible futuro.


Lo interesante de Her con respecto a otros filmes que juegan con el concepto de la inteligencia artificial, es que en el caso de la película de Jonze esa tecnología no supone un peligro para la humanidad. No hay resquicios de revolución ante nosotros, sus creadores. No estamos ante un Matrix o un Terminator. Ni siquiera un Minority Report o incluso una Inteligencia Artificial. El futuro que nos plantea Her es limpio, tremendamente agradable, apacible, tranquilo. Nadie parece pasarlo mal, no hay reminiscencias de ningún tipo de crisis (al menos económica o medioambiental), nadie parece sufrir. Y aun siendo así, la inteligencia artificial de la cinta no pondrá en ningún momento ese status quo en peligro.

La idea de Jonze era hablar sobre la soledad y nuestra incapacidad para la comunicación en un mundo en el que es la comunicación, precisamente, lo que más se ha facilitado. En la película la presencia de Samantha como pareja de Theo llega a ser como algo completamente normal tanto para él como para la gente que le rodea. Las relaciones con sistemas operativos están completamente aceptadas como algo normal. La incomunicación y la falta de capacidad para las relaciones más básicas es lo común, algo que no está visto de manera negativa ni positiva, simplemente ES.

Ese futuro hipotético es el marco perfecto para una historia de amor. Ya que al final, sean como sean, siempre son iguales. Empapados de las mismas constantes y de los mismos problemas. Jonze quiere contarnos que, lejos de futuros apocalípticos y marcos que obliguen a la supervivencia, lo que nos espera es mucho más desidioso y aburrido. Quizá mucho peor.


A pesar de su muy interesante planteamiento y teoría, Her no llega a ser el peliculón que a mi me hubiese gustado ver. Pero, analizándolo bien, es la mejor película que puede ser teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho. La cinta no trata de contar una historia de amor extraña entre un hombre y una máquina. Trata de contar un romance entre un tipo y una tipa, una tipa a la que no se le puede ver. Y lo que ocurre es exactamente lo que ocurriría si esto fuese así.

Su factura visual es impecable, al igual que su diseño de producción. Los colores crema y mates definen ese futuro exento de problemas a la perfección. El aspecto de sus protagonistas, sus ideas naïf, sus pantalones sobaqueros... Todo encaja con esa idea de futuro infantilizado para la absoluta comodidad.

Joaquin Phoenix hace un trabajo fuera de lo común, como nos tiene acostumbrados. Si no fuese por él, la película se caería por todos lados. Es increíble que el tipo que hizo La noche es nuestra o The Master, sea capaz de crear a un personaje como Theo.

Her es un romance como todos, para demostrar que todos los romances son iguales. Al menos en el cine, que es lo que nos interesa a nosotros.
  • Her

  • Título original:
    Her

  • Dirección:
    Her

  • Año de producción:
    2013

  • Nacionalidad:
    USA

  • Duración:
    126

  • Género:
    Romance, drama

  • Fecha de estreno en España:
    2014-02-21

Sigfrido Gross

Sigfrido Gross nace en Málaga el 25 de junio de 1984. Su padre lo lleva, desde muy pequeño, a ver todo tipo de películas: desde cine de animación, a Las Tortugas Ninja o desde Batman a reposiciones del cine de Sam Peckimpah.

A parte del consabido trauma perpetuo e irreversible debido a ver cintas como Conocimiento carnal, Akira o Grupo salvaje, Sigfrido también adquiere una profunda e incontrolable pasión por el cine. De todas las épocas y géneros.

Tras estudiar el Bachillerato artístico y algo de fotografía, comienza estudios de Realización de Audiovisuales. Igualmente recibe un curso de guión en la ECAM, el cual le impulsa a profundizar un poco más en la escritura y estudia 3 años de narrativa cinematográfica en la Escuela Audiovisual del Mediterráneo.

Realiza su primer cortometraje, Residuos, que gana un premio a dirección novel en NexoSur y es rechazado en varios festivales por ser considerado 'muy violento'.

Escribe para varios medios de la web artículos sobre cine en todas sus facetas, cosa que alterna con la escritura y corrección de guiones. Para terminar la minibio, digamos lo que siempre se dice: "está trabajando en el que será su próximo cortometraje".

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