treintaycincomilimetros

20 de febrero de 2014

Her

por Andrés Robles

Lo hemos visto mil veces, lo hemos hecho mil veces: gente con la mirada fija en la pantalla del móvil, ignorando su entorno, manteniendo conversaciones escritas a pesar de estar rodeados de personas con las que mantener conversaciones verbales, colgando experiencias en una web en vez de contarlas con una cerveza de por medio. El avance de las telecomunicaciones y la era digital han cambiado en muy poco tiempo la manera de relacionarnos con los nuestros y con el mundo, permitiéndonos acceder a parcelas hasta hace nada impensables, pero también consiguiendo que cada vez estemos más ensimismados y en cierta manera mucho más solos.


Imagino que esta opinión no debe distar mucho de la que tiene Spike Jonze, el director de Cómo ser John Malkovich, Adaptation o Donde viven los monstruos (Estados Unidos, 1999, 2002 y 2009 respectivamente), que en su última película, Her (Estados Unidos, 2013), ha decidido explorar la evolución natural de esta vida nuestra 2.0 y ver qué nos puede deparar en un futuro nada lejano.

Para ello corre el riesgo de partir casi de un chiste que fácilmente le podría hacer caer en el ridículo: un hombre corriente, Joaquin Phoenix, acaba enamorándose de su sistema operativo, algo que más de uno, entre los que servidor por cierto no se encuentra, juzgará sencillo si se tiene en cuenta que éste dispone de la (¿sensual?) voz de Scarlett Johansson entre sus opciones de configuración.

¿A partir de este argumento absurdo se puede haber parido una de las cintas del año? Si quieren mi opinión, rotundamente es SÍ. Y es sí porque se cimenta en un guión, obra del propio Jonze, que ha ganado ya el Globo de Oro y ganará (espero) el Oscar, adulto y complejo en su tratamiento de los personajes y las relaciones; y en unas actuaciones - el citado Phoenix y una magnífica Amy Adams - que rebosan ternura y fragilidad.


Nada más empezar el metraje, el director sabe meternos en situación al mostrarnos la profesión del protagonista. Pronto vemos un mundo en el que se prefiere contratar a alguien para que diga “te quiero” a los tuyos en vez de hacerlo personalmente, pronto nos hace ver hasta qué punto somos egoístas y caemos continuamente en los mismos errores debido a nuestro analfabetismo sentimental.

Y ya puestos en situación atina al enseñarnos todas y cada una de las fases de una relación amorosa, desde las primeras citas en las que cada cual muestra lo mejor de sí y se buscan desesperadamente los puntos en común hasta los momentos en los que la cotidianeidad hace que se nos caiga la venda con respecto al amado; desde los instantes en los que la sinrazón del enamoramiento nos da fuerzas para cualquier cosa, hasta el tiempo en el que toda barrera nos parece infranqueable. En todo este viaje, eso tiene mucho mérito, consigue que olvidemos que se trata de algo virtual. Posiblemente en parte porque ya en nuestras vidas tenemos mucho de esa virtualidad, pero también y sobre todo porque tanto el Jonze guionista como el Jonze director han sabido dar con el tono justo. Paradójicamente, el momento en el que la historia más chirría es aquel en el que la singular pareja intenta hacer más corpórea su relación recurriendo a un tercero de carne y hueso.


La exactitud en el tono también se extiende a los aspectos más técnicos o materiales de la película entre los que destaca el diseño de producción de K.K. Barrett. Se huye acertadamente en este apartado de esa asepsia tan recurrente en el género futurista para de una manera orgánica y sutil pero muy efectiva acercarnos al mundo de los protagonistas. En todo momento tenemos claro que no estamos en la actualidad, pero no hay coches voladores, ni exceso de neones, ni volúmenes blancos inmaculados que nos alejen de lo que ocurre. Ese es nuestro mundo, dentro de algunos años, pero nuestro mundo al fin y al cabo.

Her es a las relaciones interpersonales lo que Gattaca (Andrew Niccol. Estados Unidos, 1997) era a la manipulación genética; una ciencia ficción inquietantemente cercana que se sitúa en un espacio temporal inmediatamente posterior al nuestro y que toca temas que ya nos son cotidianos dándoles una vuelta de tuerca. Me disponía pues a ver la marciana del año, un filme cuya premisa raya el ridículo y que para colmo no es tan original como nos quieren hacer creer ?los fans de la serie Big Bang Theory sabrán a lo que me refiero? y sin embargo, para mi estupor me he encontrado con una historia de amor que destila sensibilidad y verosimilitud, que nos habla de cómo somos y nos abofetea con lo que podemos llegar a ser.

  • Her

  • Título original:
    Her

  • Dirección:
    Her

  • Año de producción:
    2013

  • Nacionalidad:
    USA

  • Duración:
    126

  • Género:
    Romance, drama

  • Fecha de estreno en España:
    2014-02-21

Andrés Robles

Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".

Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.

Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.

Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.

Entradas de Andrés Robles

Entradas recientes

Travesti Sitesi

Área de usuario

haber kaldırma