treintaycincomilimetros

27 de marzo de 2014

Kamikaze

por Andrés Robles

Puede que ustedes, siendo como son gentes de bien con confianza en la naturaleza del ser humano, no me crean si les digo que existen personas - un grupo, eso sí, reducido y debidamente internado en centros adecuados a su patología - que opinan que el cine español siempre acaba abordando los mismos temas. No seré yo quien trate de rebatir esta falacia que se desmonta por sí sola, pero me encantaría ver las caritas de esas almas cándidas ante el argumento de Kamikaze (España, 2013) que arranca con un terrorista oriundo de Karadjistan a punto de inmolarse en un avión de pasajeros con destino Madrid. Un temporal obliga a abortar el vuelo, por lo que todo el pasaje es trasladado a un aislado hotel de la estepa rusa. Será entonces cuando Slatan, el terrorista suicida, se enfrente al dilema moral de continuar con su plan tras convivir con los que estaban destinados a ser sus víctimas y por quienes acaba desarrollando lazos afectivos.


Así de sorprendente es la cinta con la que Álex Pina, un recién llegado a la dirección cinematográfica pero creador de rotundos éxitos televisivos como Los Serrano, Los hombres de Paco o El barco, compite en la decimo séptima edición del Festival de Cine Español de Málaga y que, tanto por temática como por factura, con una fotografía, música y diseño de producción de altos vuelos, podría ser perfectamente un producto de carácter internacional.

Pero no sólo sorprende su argumento, sino también el modo en que está compuesta. Kamikaze tiene un fantástico comienzo en el que con montaje paralelo y voz en off el director nos engaña haciéndonos creer que vamos a ver un (buen) thriller. Pero lo que en el primer gag parece el típico recurso de guión para aliviar las tensiones de la trama se va poco a poco adueñando del film hasta convertirlo en una comedia coral de buenas intenciones muy divertida. Es un camino atrevido que podría haber salido muy mal, pero que lejos de eso funciona a la perfección y consigue meterse al público en el bolsillo con pasmosa facilidad.


Al terrorista interpretado con solvencia y verosimilitud por Álex García le acompañan una chica con tendencias suicidas (Verónica Echegui), una pareja de recién casados que ven como su luna de miel se va al traste (Leticia Dolera e Iván Massagué), un representante de calzados argentino demasiado sociable (Eduardo Blanco) o una recién enviudada - y estupenda - Carmen Machi que viaja con sus dos hijos y las cenizas de su difunto. Todos funcionan como una suerte de troupe teatral que, sin tener nada que ver, me recordó a ese grupo de cineastas perdidos en el Berlín nazi que Fernando Trueba retrató con cariño y maestría en La niña de tus ojos y ahí, claro, me ganaron para el resto del film.


Cierto es que en algún momento puntual, como el de la heroicidad de Slatan con bajada de escaleras y aplausos incluidos, la cinta se pierde, y que a veces recurre a burdas trampas de guión como que nadie se percate de estar ante un chaleco bomba en esa escena en la que lo acunan y le dan calor - secuencia que por otro lado funciona bien en su cara cómica - , pero son excepciones que no empañan el resultado final. Kamikaze es un producto impecable en lo técnico y muy agradable a la hora de su visionado, con el que cualquiera conecta fácilmente y que hace pasar un rato realmente delicioso.

  • Kamikaze

  • Título original:
    Kamikaze

  • Dirección:
    Kamikaze

  • Año de producción:
    2013

  • Nacionalidad:
    España

  • Duración:
    92

  • Género:
    Comedia dramática

  • Fecha de estreno en España:
    2014-03-28

Andrés Robles

Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".

Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.

Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.

Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.

Entradas de Andrés Robles

Entradas recientes

Travesti Sitesi

Área de usuario

haber kaldırma