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29 de noviembre de 2012

De cuándo el espectador debe llorar

por José Manuel Gómez



Diciembre de 2004. Maria, Henry y sus tres hijos pasan la Navidad en un hotel de una playa paradisíaca de Tailandia. Las vacaciones transcurren sin imprevistos. Pero un día, mientras se encuentran en la piscina del complejo, un brutal tsunami cae sobre ellos, destroza el hotel, todos los alrededores y separa a la familia. A la deriva en un caos de destrucción y de muerte, habrán de buscar ayuda y habrán de encontrarse de nuevo... Si es que todos han sobrevivido...

Siempre defendí El Orfanato de Juan Antonio Bayona, que también fue en su día bastante criticado por su condición de "pastiche" del género del terror y de las casas encantadas, pero no defiendo ahora la segunda película del director español, esta "Lo imposible" que está dividiendo radicalmente al público.

Basada en la historia real de una familia española cuyos cinco miembros sobrevivieron a aquel terrible tsunami que destrozó las costas de parte del Sudeste Asiático en 2004, la película comienza de forma notable con un absolutamente genial despliegue de efectos especiales (el inicio es verdaderamente espectacular) para terminar sumergiéndose en la búsqueda a toda costa de la lágrima forzada. Lo imposible no me parece un filme horrible, como muchos lo han calificado, pero tampoco me parece ni de lejos una obra maestra y ni siquiera una película destacada.


Sus méritos los tiene: para empezar, Naomi Watts está simplemente soberbia en su papel (Ewan McGregor cumple pero queda eclipsado por ella) y los niños no lo hacen nada mal. También hay que decir que los mencionados efectos especiales son una maravilla, el despliegue escenográfico es apabullante y la crudeza está bien dosificada. Por contra, los diálogos no son buenos y se precipitan buscando el dramatismo a toda costa (por ejemplo, no me creo a ese niño que minutos después del desastre le grita a su madre que su familia ha muerto y que no hay esperanza: no le ha dado tiempo todavía a perder la esperanza, pero es más efectista que la pierda de golpe). Este mencionado dramatismo se sustenta en muchísimas escenas metidas con calzador, mientras que la música emotiva es abusiva y rimbombante y busca marcar en todo momento cuándo el espectador ha de llorar y cuando no.

Por otra parte, es cierto que la historia que narra el segundo filme de Bayona fue real, y créanme que no desprecio nunca una película por hacer alarde de optimismo, pero lo que sí que pido es que el optimismo esté bien cimentado y que represente bien una realidad. En Lo imposible nos limitamos a ver la bonita aventura de una familia realmente afortunada y que, como tenía dinero, fue evacuada en avión privado. La mayoría de las personas que sobrevivieron a aquel terrible suceso en 2004 perdieron por lo menos a algún ser querido, mientras que (y esto es tal vez lo más grave) miles de tailandeses pobres perdieron familias enteras, hogares y medios de subsistencia; ellos no están representados en el filme, cuyo optimismo final termina pecando de simplón por lo tremendamente acotado que está.

Dicen que Lo imposible es "una película hecha para la gente que habitualmente no ve películas salvo las hiperpublicitadas, y que porque es poco o nada exigente se emociona con cualquier cosa". La sentencia puede ser muy dura, pero se la he escuchado a muchos. La polémica está servida, imagino.

  • Lo imposible (The impossible)

  • Título original:
    The impossible

  • Dirección:
    The impossible

  • Año de producción:
    2012

  • Nacionalidad:
    España

  • Duración:
    107

  • Género:
    Drama

  • Fecha de estreno en España:
    2012-10-12

José Manuel Gómez

Málaga. 1983. Ha trabajado como periodista en Canal Sur y La Opinión de Málaga y como cooperante en la República Dominicana en el verano de 2007. Ha estudiado inglés en Irlanda y Sudáfrica y francés en Canadá. Ama el cine, la literatura y el cómic y vive para vivir.

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