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3 de septiembre de 2011

La (nueva) piel de Almodóvar

por Jota Linares

Es curioso que, con tan pocos meses de diferencia, hayan llegado a nuestras carteleras dos películas como Balada triste de trompeta, dirigida por Álex de la Iglesia, y La piel que habito, la tan publicitada incursión de Pedro Almodóvar en el terror y en el fantástico. Ambas son excursiones casi suicidas a los personales mundos de sus autores, películas extremas y nada complacientes que son mucho más que un punto de inflexión, que también lo suponen, en las carreras de dos de los mejores directores del cine español. Y también resulta extraño que La piel que habito se haya estrenado, al menos en España, el mismo año que Cisne negro de Darren Aronofsky, film que comparte con el de Almodóvar un replanteamiento en clave cine de autor de los mecanismos clásicos del terror y el miedo. Nina (Natalie Portman) y Vera (Elena Anaya) comparten no pocos puntos en común a la hora de dar vida a dos mujeres que expresan físicamente, nunca mejor dicho, el angustioso y terrorífico proceso por el que pasan sus personajes. Pero, a pesar de estrenarse después de estas películas, La piel que habito se sitúa por encima de ellas, y mira que es difícil, gracias a la absoluta falta de prejuicios con la que Almodóvar impregna su guión, un libreto donde el riesgo está impreso en cada una de sus palabras, donde los convencionalismos no existen y donde todo lleva el sello de su autor a pesar de estar a años luz de lo que ha hecho hasta ahora.



Una vez leí que el máximo honor al que puede aspirar un director de cine es que su nombre se utilice como adjetivo. Pedro Almodóvar goza de este privilegio desde hace no pocos años, cuando el término almodovariano se instaló en el imaginario colectivo español, y muy poco después en el mundial, para definir unas películas que sólo es capaz de hacer él, historias rocambolescas y retorcidas a las que no se puede definir con un solo género. La piel que habito es la culminación de la tan cacareada etapa de madurez almodovariana, esa que empezó con Todo sobre mi madre, se confirmó con Hable con ella y rozó la perfección con Volver. En esta ocasión nos vamos a encontrar con algo completamente nuevo pero que a la vez respeta uno por uno todos los códigos del universo de su director. La piel que habito no se parece a ninguna película anterior de su director, rompe con todas de hecho, pero a la vez es reconocible en todos y cada uno de sus aspectos y de sus personajes. Todo es nuevo pero a la vez todo lleva un sello de identidad inconfundible.

Almodóvar nos lleva, desde el mismo inicio de los créditos, a un viaje hacia sus inconfundibles obsesiones: la locura, las perversas relaciones que a veces se establecen entre madres e hijos, el amor foi, la muerte, el dolor, la capacidad de sobrevivir ante todo de ciertas personas, la humillación, el deseo irracional... Todos ellos temas más que recurrentes en la filmografía del manchego pero que en La piel que habito adquieren una nueva dimensión, un nuevo barniz que Almodóvar sabe aprovechar gracias a una estética y a una técnica que se apoyan sin problemas en la experiencia de un maestro y de un genio.



No es un guión fácil el de la película, sobre todo por unos personajes que, en manos de otro director, podrían haber acabado siendo simples caricaturas caminando en un ridículo constante. Pero Almodóvar traza una línea que separa lo absurdo de lo sublime y hace caminar por ella a una Elena Anaya en carne viva, a un Antonio Banderas que demuestra que la contención es la mejor arma del actor, a una Marisa Paredes un poco pasada de vueltas pero cuya sobreactuación es completamente necesaria, a un Jan Cornet fascinante y a una Blanca Suárez que es todo un descubrimiento en un papel nada fácil, el de desequilibrada mental, que podría haber provocado risas pero que en manos de ella hiela la sangre.

Mención aparte merece la música de Alberto Iglesias, una banda sonora que navega entre el thriller, el melodrama y el terror para acabar uniéndolos en una composición perversa pero arrebatadoramente romántica, una mezcla de géneros que, como la propia película, acaba resultando impredecible pero que acompaña a las imágenes como una segunda piel. Las películas de Almodóvar no se pueden entender si música y, aunque en ésta sobra el momento musical de Concha Buika igual que sobraba el de Caetano Veloso en Hable con ella, en La piel que habito nada sería igual sin la partitura de Alberto Iglesias, un elemento tan fundamental para entender los personajes como cada una de las palabras que dicen.

No es una película perfecta porque sería impensable que lo fuera. Cada uno de sus errores, que los tiene y muchos, son riesgos que hay que valorar en un conjunto hipnótico, atractivo, en un constante equilibrio entre belleza y repulsión. Almodóvar ha logrado parir una película original (que en los tiempos que corren ya supone un milagro), impredecible y que supone un género en sí misma, libre de toda etiqueta que le queramos endosar. Está llamada a ser una obra maestra, tiempo al tiempo.
  • La piel que habito

  • Título original:
    La piel que habito

  • Dirección:
    La piel que habito

  • Año de producción:
    2011

  • Nacionalidad:
    España

  • Duración:
    117

  • Género:
    Thriller - Drama

  • Fecha de estreno en España:
    2011-09-02

Jota Linares

Jota Linares nace en Cádiz en 1982 y se traslada a Málaga en 2000 para estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual. Muy pronto empieza a interesarse por el mundo de la ficción, tanto a través de la escritura de diversos guiones como observando el mundo desde detrás de una cámara. Ha escrito y dirigido los cortometrajes '¿A quién te llevarías a una isla desierta?', 'Vivir rodando', 'Un cuento de hadas', 'Varices', 'Placer' y '3,2 (lo que hacen las novias)'. Ha ganado, entre otros, el premio andalesgai 2006 al mejor cortometraje andaluz, el premio del público en el 11 Festival de Cine español de Málaga, el premio RTVA al mejor director joven andaluz, el premio del público en el Fancine (cine de terror y fantástico) 2008, o el premio al mejor proyecto en el Certamen Andaluz de Cortometrajes 2009.
Con '3,2 (lo que hacen las novias)' lleva cosechadas 22 secciones oficiales y 4 premios.

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