crónica

19.09.2015

Concheando. Crónicas desde San Sebastián. Día 1, viernes

por Andrés Robles

Campaaana y se acabó. La primera jornada del Zinemaldi ha finalizado y aquí me tienen, con más sueño que una cesta de perrillos chicos pero dispuesto a contarles lo que ha dado de sí el día.

Tal y como anticipé, el festival ha abierto sus puertas a lo grande con el estreno mundial de Regresión (España - Canadá, 2015), la vuelta de Amenábar al thriller. Había ganas de cine y había ganas de Alejandro, por lo que, aunque la sesión no comenzaba hasta las once de la mañana, la cola frente al Kursaal a eso de las nueve y media era ya más que notable.


Sección Oficial fuera de concurso para un relato policiaco de manual que protagonizan Ethan Hawke y Emma Watson -ya saben, esa prima hermana de Melody la del Gorila que hacía de amiga enteradilla en las pelis de Harry Potter-. No negaré que la película es entretenida, tiene un interesante discurso de fondo y su factura técnica es impecable, pero por desgracia también es demasiado previsible y tópica, con lo que, sin llegar a ser mala, ha acabado resultando bastante decepcionante.

Y del thriller pasamos al terror, porque terrorífico con mayúsculas ha sido lo de Nie Yinniang (The assassin) (Hou Hsiao-hsien. Taiwán, 2015). No es que pertenezca al género, ni mucho menos, pero estarán conmigo en que colocar el pase de prensa de esta cinta asiática de, digámoslo suavemente, "ritmo pausado" a las cuatro y media de la tarde, sólo puede haber salido de una mente tan perturbada como la de Jason Voorhees o Michael Myers.

Ganadora del Premio al Mejor Director en la última edición de Cannes y englobada dentro de Perlas -la sección que acoge los largometrajes aún por estrenar en España, que han cosechado éxito crítico y galardones en los distintos festivales internacionales-, la película cuenta la historia de Nie Yinniang, una joven que tras años de entrenamiento, vuelve a casa con la misión de acabar -literalmente- con parte de su pasado. Preciosista en lo visual pero aburrida, muy aburrida. Tanto que confieso no haberla acabado -ni siquiera ustedes se merecen tal proeza-.

Por suerte, ahí estaba Pos eso (Sam Ortí Martí. España, 2014) para animar el cotarro. Stop motion gamberro y cañí, que ya estuvo en Sitges 2014 y que aquí forma parte de la selección de Zinemira, la sección panorámica de cine vasco. Es mala como un dolor y acaba cansando por acumulación, pero se agradece su autoconsciencia y en general consigue hacer pasar un rato divertido con sus múltiples referencias tanto a la caspa televisiva patria como a los grandes clásicos del canguelo.

Los otros dos films de la jornada han sido Pikadero (Ben Sharrock. España - Reino Unido, 2015) y Einer von uns (One of us) (Stephan Richter. Austria, 2015), ambos dentro de Nuev@s Director@s -sección a concurso que recoge las primeras o segundas obras (en este caso primeras) de sus realizadores-.

Pikadero toma como excusa argumental las dificultades de una pareja para "relacionarse" en condiciones, y a partir de ella pretende tratar la precariedad laboral y la imposibilidad de emancipación que a raíz de ello tiene la juventud actual. Tiene buen tono y se deja ver, pero uno acaba con la sensación de que el material de partida no da para tanto metraje o de que, sencillamente, está desaprovechado. En cuanto a One of us, es un relato sobre la marginalidad como otros mil, cuyo gran problema es su estructura. Comienza anticipando su final, algo que no tiene porqué ser malo y que puede funcionar si el desarrollo consigue una implicación real con los protagonistas, pero no es el caso. Todos le dan a uno igual porque no están bien construidos, y lo único que se desea conforme avanza el visionado es llegar al punto de partida.

Por último, hoy también se ha proyectado el Gran Premio Fipresci, galardón concedido por la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, con el objetivo de apoyar el cine más arriesgado, original y personal del año, que en esta edición ha recaído, nada más y nada menos, que en Mad Max: furia en la carretera (George Miller. Australia, 2015). Debo decir que no por merecido -merecidísimo. Y a la crítica que de ella hice en su día les remito*- me resulta menos sorprendente esta muestra de que a los críticos más sesudos también les va la tralla.

Y esto ha sido todo. Como verán, el día no ha sido para tirar cohetes. Mañana me esperan tres de los platos fuertes de la Sección Oficial y otra peli venida de Oriente... Qué Dios me pille confesado...

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Andrés Robles

Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".

Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.

Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.

Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.

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