crónica

26.09.2016

Concheando. Crónicas desde San Sebastián. Jueves y viernes

por Andrés Robles

Jueves: Viviendo de las rentas

Tenía que llegar y ha sido hoy. El día tonto de la edición, ese en el que nada termina de cuajar. No se puede decir desde luego que no lo viéramos venir en el caso de Snowden. Oliver Stone, un tipo que lleva tanto viviendo de las rentas que ya ni recordamos su última película interesante, ha hecho justo el biopic que se esperaba de él. ¿Un mal film? No tanto. Simplemente un film plano y convencional que se acerca al hombre que desveló el programa secreto de vigilancia masiva de los Estados Unidos sin preocuparse por dibujar una sola arista en su figura.

Y metidos ya en la competición de Sección Oficial, la primera del día ha sido La reconquista, cuarto trabajo de Jonás Trueba. Una cinta que aborda el reencuentro con el primer amor de manera sencilla y sincera -el director no le dio a los actores un guión cerrado sino que trabajaron las situaciones durante el rodaje-. Tiene buenos momentos y habría quedado redonda de haberse limitado a ese 'Antes del amanecer' madrileño y la posterior llegada a casa de uno de los protagonistas, pero el largo flashback final hace que pierda interés y acaba por resultar pesada.


Tras ella ha llegado El invierno, debut en la dirección del argentino Emiliano Torres. Un film sobre la soledad de dos hombres, un viejo capataz de un rancho de La Patagonia que es obligado a jubilarse y el joven destinado a sucederlo en el cargo. Y bueno, con tal argumento no es que me esperara una comedia de los Farrelly, pero sin duda habría agradecido un ritmo algo menos plúmbeo. Me quedo con el trabajo del veterano Alejandro Sieveking y la sensación de que quizá su sitio idóneo fuera Horizontes Latinos o Nuevos Directores.

Viernes: Oriente cierra el chiringuito

Y llegó el último día de competición de una Sección Oficial en la que ha habido películas buenas, regulares y luego ha estado American Pastoral... El actor Ewan McGregor debuta en la dirección con esta adaptación de la novela homónima de Philip Roth y esperemos que con ello se le haya pasado ya el capricho. Su falta de tono y un guión que no ayuda, hacen que la historia de un triunfador que ve como su vida se derrumba al desaparecer su hija tras haber cometido un acto terrorista sea infumable.

En rueda de prensa, el protagonista de Trainspotting ha reconocido no leer las críticas de sus trabajos porque al principio de su carrera le hacían daño. Haces bien, Ewan, porque el berrinche aquí iba a ser de aupa.

De la convulsa Norteamérica de los sesenta hemos pasado al Japón actual con Rage de Lee Sang-il. El hallazgo de los cadáveres de un matrimonio asesinado de manera violenta es el detonante de esta cinta sobre la desconfianza que flaquea precisamente en los momentos en los que abraza el thriller. Pese a no carecer de interés en el desarrollo de las historias de los tres hombres susceptibles de haber cometido el crimen, se ve lastrada por sus ciento cuarenta y cuatro minutos de metraje.

También de Oriente -en este caso Corea del Sur- ha llegado Yourself and yours. Su director, Hong Sang-Soo, es apodado el Woody Allen de aquellos lares, y me encantaría que algún alma caritativa me explicara por qué. Personalmente no he llegado a entrar en el relato de esa pareja separada por un rumor y, pese a su tono ligero, se me ha hecho bastante cuesta arriba.

Con ella ha quedado vendido todo el pescado. Ya sólo queda la proyección, fuera de concurso, de la cinta de clausura. Y nunca mejor dicho lo del pescado puesto que L'odyssée de Jérôme Salle aborda la figura del mítico Jacques Cousteau -no me dirán que no hilo fino...-. Mañana el jurado presidido por Bille August nos dará el disgusto eligiendo el film menos esperado. Mientras tanto me van a permitir que disfrute de la noche donostiarra como es debido.

Andrés Robles

Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".

Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.

Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.

Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.

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