Tras la escala en el aeropuerto de Zurich, ayer me subieron a un avión del tamaño de un autobús. Viajamos hacia Belgrado, donde el tiempo avisaba de pasadas y futuras tormentas. De éstas me libré.

Saqué dinero serbio (su moneda es el dínar) en un cajero automático, con el que pagar mi viaje en autobús desde el aeropuerto hasta la capital, y desde Belgrado hasta Banja Luka.



Aleksandar, miembro de la Hospitality office del festival, me recogió en la lúgubre estación de autobuses de Banja Luka, en torno a las 5 de la mañana.

Hoy desperté con la prisa de quien se ha perdido la inauguración y unas cuantas actividades. La organización del festival me dio un paseo por la ciudad, me enseñó dónde sacar dinero bosnio (marco convertible), dónde comer, dónde son las proyecciones, e incluso dónde pasear. Todo esto, sin parar, hasta las 3 de la tarde, cuando asistí a la primera de las sesiones de cortometrajes (sin contar la que me perdí por estar viajando ayer).



Ha habido dos cortometrajes polacos ('The Fence' y 'Charcoal Burners', ficción y documental respectivamente), dos irlandeses ('R 1138', de ficción, y 'Why Do You Have A Beard?' experimental), dos cortos muy regulares, 'Derby' (de Rumanía) y 'Waste' (brasileño) y el conocido corto español 'Los 4 McNíficos' de Tucker Dávila Wood.

Cada año, Kratkofil prepara una sección llamada 'Focus on...', en la que muestran largometrajes y cortometrajes de un país concreto. Este año ha sido Finlandia. Hemos tenido la ocasión de ver un interesante y curiosísimo documental finés llamado 'Steam of Life', en el que hombres desnudos se sientan en una sauna y hablan con una sinceridad emocionante. Como dice su sinopsis: “se limpian física y psicológicamente”.

Ahora me retiro a ver la siguiente sesión de cortometrajes en competición, sobre la que os hablaré mañana, eso sí, después de la sesión de rafting que nos tienen preparada a primera hora.