voz en off

18.05.2012

Entrevista a Cesc Gay

por Lakshmi I. Aguirre

Durante el último Festival de Málaga, el director catalán Cesc Gay recibió el Premio Eloy de la Iglesia, galardón que se otorga a los realizadores más personales de la cinematografía española. Aprovechamos la ocasión para entrevistar a este autor experto en radiografiar las relaciones humanas en sus películas.



P. Has recibido el Premio Eloy de la Iglesia. ¿Te sientes identificado con el outsider que fue el director vasco?

R. No conozco especialmente su trayectoria. El pico, que es una película muy fuerte que vi en televisión cuando era pequeño. Viene de ese mundo más alternativo, más provocador, siempre en los límites, muy personal. Entiendo que el festival da este premio a directores que además son guionistas de sus propias películas, que tienen cierta autoría o como lo quieras llamar. Cualquier premio es bueno, es como un abrazo.

P. El cine es siempre una radiografía de la humanidad, pero el tuyo es una radiografía aún más certera si cabe. ¿Dónde nace esa preocupación por las relaciones humanas?

R. Es verdad que siempre hay intimidad en mis películas, en las secuencias, en los diálogos. Quizá sea eso lo que lleve a mi cine a ese territorio de la radiografía, de la emoción de las personas.

P. Además se intuye cierta preocupación generacional. Krámpack estaba protagonizada por adolescentes, En la ciudad por personajes entre los 20 y los 30 años, Ficción por treintañeros...

R. Supongo que tiene que ver con mi falta de imaginación. Siempre trabajo desde lo cercano. En ese sentido no las he pensado mucho. Cada película termina en lugares distintos.

P. Te has ido desnudando cada vez más en tu cine. En Ficción incluso dejaste la ciudad, tu Barcelona, para irte al campo, donde todo es más austero. ¿Has sido consciente de esta cambio como director?

R. No lo había pensado. V.O.S. fue una película que partió de una adaptación teatral. Cuando empiezas a tener películas se pueden analizar, verlas una detrás de otra y empezar a sacar conclusiones, pero es algo que uno mismo ni ve ni se plantea, al menos en mi caso.

P. V.O.S. fue tu primera comedia que, al tener unos personajes tan egoístas, acaba siendo una película algo cruel. ¿Cómo fue esa primera relación con la comedia que ahora has vuelto a retomar con Una pistola en cada mano?

R. En V.O.S. partía de algo hecho, que eran esos mismos actores en un escenario, con lo que ya empiezas desde un lugar en el que estás más seguro, aunque cualquier adaptación es después una aventura. Cuando estrene la película me voy a encontrar con que la concepción de comedia de la gente no va a ser la misma que la mía. Cuando uno habla de una película de terror, suele tratarse de una película de terror, pero con las comedias depende: hay muchos tipos de humor, es muy grande el abanico que la engloba. Y ahí yo encontraré mi tono, que es lo que estamos haciendo en el fondo.

P. ¿Te sientes cercano a Woody Allen, a esa comedia tan de personajes?

R. No especialmente. Woody Allen es mucho más extrovertido y más cómico en su planteamiento y en sus personajes, sobre todo cuando actúa él. Es muy clown, uno de los mejores. Sí en cuanto a la coralidad y a que siempre trabaje alrededor de los conflictos de las relaciones.

P. Eres un gran director de actores.

R. Es un momento que me gusta cuando va bien; cuando no, es muy duro, pero es una de las partes de dirigir más gratificantes. El actor es más que una cara, y desde fuera se puede creer que con ellos es donde se hace la película, lo que es cierto en cierta medida, pero no siempre. Hay mucho misterio en la relación entre un director y un actor, muchos secretos, muchas cosas que nunca se dicen: es un lugar muy interesante porque es como una relación de pareja. Me gusta.

P. ¿Dónde nace esa complicidad con Eduard Fernández?

R. He hecho cinco películas y dos con él. Una era coral, En la ciudad, y la otra, Ficción, quise hacerla para un actor y siempre le tuve a él en la cabeza. Ahora llega Una pistola en cada mano, y en esa coralidad, obviamente, también contaba con él. Tengo un vínculo personal con Eduard. Siempre ha estado ahí sabiendo de los proyectos. Es un actor interesante, como muchos otros, por lo que te exige, por lo que se implica.

P. ¿Crees que hay un relevo generacional para los actores con los que trabajas habitualmente?

R. Actores hay patadas en todos lados, y la televisión es una cantera fantástica. En Cataluña también hay mucha tradición de teatro.

P. Crees que el cine catalán está marcando el pulso de la cinematografía española?

R. Creo que es una parte importantísima de la producción que se hace en España. Pero es parte de un todo.

P. Siempre juegas con las convenciones del lenguaje. ¿Por qué ese interés?

R. Desgraciadamente, estoy un poco decepcionado con eso. Es algo que no voy a seguir haciendo porque la exhibición no lo cuida. Hacer todo un trabajo para crear una película bilingüe (Ficción) o trilingüe (V.O.S.) para que luego se tenga que doblar... Se me quedó mal cuerpo porque éste es un país en el que no existe el cine subtitulado. Es una batalla perdida. La luché en dos películas y ya no tengo ganas de pasar por ahí. Forma parte de mi ADN, en Cataluña somos bilingües, cualquier relación se basa en el bilingüismo. Puedes estar en un entorno más castellano o más catalán, y eso va cambiando constantemente. Eso es riqueza y he crecido con ella. Para mí es muy extraño hacer una película solo en catalán o solo en castellano: no responde a la realidad.

P. ¿Expectativas para Una pistola en cada mano?

R. Que se termine bien y que nos vaya bien. Se trata de que genere dinero al productor y que la película pueda llegar a mucha gente.

Cesc Gay

Director y guionista

Biofilmografía

'Hotel Room' (1998), 'Krámpack' (2000), 'En la ciudad' (2003), 'Ficció' (2006), 'V.O.S.' (2009), 'Una pistola en cada mano' (2012).

Lakshmi I. Aguirre

Lakshmi Iglesias Aguirre (Eibar, 1984), es redactora jefe de la revista digital de cultura Tertulia Andaluza (tertuliaandaluza.com), además de formar parte de varios gabinetes de prensa.

'El hombre tranquilo', 'En un lugar solitario', 'El Apartamento', 'Los Profesionales', 'El Bazar de las Sorpresas'... la obligaron a amar el cine. Cortázar la empujó a escribir, lo que le ha llevado a ganar varios premios de relatos.

En 2009 editó el libro 'La mujer en la sombra: lo femenino en el cine fantástico y de terror' para la Semana Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Estepona, y escribió uno de los capítulos sobre 'La Mujer Pantera', de Jacques Tourneur.

Su antiguo pastor inglés, Atticus Finch -en homenaje al maravilloso personaje de Gregory Peck en 'Matar un ruiseñor'- la acompaña a todas partes y comparte con ella su pasión por el cine, es decir, la vida.

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