opinión

27.03.2012

El regreso de Juego de Tronos

por Manu Santaella

Un hombre de honor ocupa un importante cargo en el reinado, privilegio por el que muchos matarían y que él solo ha aceptado por una mezcla de obligación y amistad. Un hombre honesto que busca cumplir con sus funciones de forma justa en medio de una maraña de personajes a cada cual más ambiguo. Un hombre honrado, que al no saber adaptarse a un mundo de conspiraciones, acaba siendo ultrajado, chantajeado y vilmente traicionado. El hombre justo fue decapitado delante del pueblo por orden del rey. Ese hombre, llamado Eddard Stark, fue el principal protagonista de la primera temporada de Juego de Tronos, la serie de HBO basada en el primer libro de la saga Canción de Hielo y Fuego, del escritor George R.R. Martin.



A diferencia de la mayoría de las series que conocemos, la ausencia del que fuera "estrella" en la primera temporada no conlleva que pierdas ni un ápice de interés en la obra. La segunda temporada de Juego de Tronos se estrena el 1 de abril en Estados Unidos y llegará el 23 de abril a España de la mano de Canal Plus (mejor en inglés). Intentemos ver algunas de las claves que hacen que esta serie sea tan especial.

Personajes que luchan contra sus limitaciones

En Juego de Tronos desfilan ante nuestros ojos múltiples personajes, muchos de los cuales tienen que luchar no solo contra los peligros externos sino también con sus propias limitaciones, ya sean físicas o culturales: Bran Stark ve truncados sus sueños de convertirse en caballero al quedarse parapléjico tras ser arrojado por una ventana, Arya Stark es una cría que aspira a algo más que a ser la mujer de un señor, Daenerys Targaryen ha vivido toda su existencia asustada a la sombra de los hombres que la han usado como moneda de cambio, Jon Nieve siente que la vida lo ha ultrajado al haber nacido bastardo, y Tyrion Lannister, bueno, qué vamos a decir de él, probablemente el personaje que más adeptos tiene de la serie: enano, lujurioso, glotón, astuto, culto, sarcástico?

Mientras, los "guapos" oficiales de la serie no salen tan bien parados en la comparativa: Cersei Lannister es una auténtica arpía; Joffrey Baratheon es tan cobarde como cruel; Jaime Lannister es un cabeza loca; de Sansa Stark no sabemos si es completamente ingenua o inmensamente estúpida, y Viserys Targaryen (afortunadamente, ya muerto) era otro ser despreciable con ínfulas de grandeza.



Y la lista no acaba aquí: nombres como Meñique, el rey Robert, la Araña, Catelyn, Robb, Tywin, entre otros, irán compartiendo protagonismo con los ya mencionados, en un juego de tensión permanente y de lealtades cambiantes e inciertas, con personajes complejos que intentan adaptarse, con mayor o menor éxito, a las nuevas situaciones generadas en la lucha por el Trono de Hierro. Esta segunda temporada tendremos algunas incorporaciones más que curiosas: el extremadamente rígido Stannis, la sacerdotisa Melisandre o el ex contrabandista venido a más Davos.

Introducción de elementos fantásticos

Al igual que El señor de los anillos, Juego de Tronos se ambienta en un mundo ficticio magistralmente representado que simula la Edad Media, y que en esta serie se llama Poniente. A diferencia de la obra de Tolkien y la película de Jackson, los componentes fantásticos de la historia no aparecen de manera clara desde el principio.

En Juego de Tronos oímos hablar a los personajes de una especie de monstruos, a los que llaman "los Otros" (¿esto no salió en Perdidos?) y a los cuales hemos podido ver ocasionalmente en la primera temporada; pero para las personas que habitan en Poniente forman parte de la leyenda: nadie los ha visto y son cuentos que tienen miles de años. La única particularidad fantástica de este mundo es que en Poniente se sabe que los dragones sí han existido, puesto que se conservan esqueletos que pueden dejar constancia de ello.

A medida que se desarrolla la historia, veremos un mayor número de manifestaciones fantásticas. Si al final de la primera temporada observamos la aparición de dragones, en ésta se añadirán otros detalles que llevarán a los espectadores llevarse las manos a la boca o a la cabeza, según se sorprendan o indignen.

¿Y tú de quién eres? La rivalidad de las Casas

Casi todos nosotros somos, en mayor o menor grado, seguidores de "algo" más grande que nosotros, que además se suele contraponer a un antagonista, en una rivalidad permanente con sus altibajos: cristiano o musulmán, creyente o ateo, de derechas o de izquierdas, del Madrid o del Barcelona, de la carne o del pescado, de Justin Bieber o del resto del mundo... y así hasta el infinito. Siempre hay diversas opciones, pero al final suele tender a una bipolaridad que recoge a la mayoría.

En Juego de Tronos esto se consigue con la creación de las Casas, al más puro estilo Harry Potter, que hace que el espectador tenga una mayor simpatía hacia los personajes que forman parte de una de ellas. Sin duda, la obra enfoca su atención en los Starks (y su lema: Winter is coming) y los Lannister (en la serie se populariza su lema no-oficial: "un Lannister siempre paga sus deudas"). Pero también tenemos a los Baratheon, a los Targaryen (aunque sólo quede una), a los Greyjoy, y a otras que veremos cobrar protagonismo.



El pasado de Poniente

Una de las técnicas mediante la cual George R. R. Martin consigue mantener la atención del lector, y que se ha aplicado a la televisión, es con la presentación fragmentada del pasado de Poniente: los dragones, el Rey Loco, Raegar o Lyanna son algunos de los personajes que influyen directamente en el presente de la historia y que vamos conociendo poco a poco por referencias de los personajes, en plan aperitivo que nos despierta un apetito que nunca se termina de satisfacer.

Fidelidad a la obra escrita: ¿hasta cuándo?

Una adaptación televisiva plantea, entre sus múltiples problemas, la cuestión de hasta qué punto ser fiel a la obra impresa. Así que puedes optar por irte por peteneras desde el principio, en plan The Walking Dead, o desviarte cuando te das cuenta de que te falta tiempo, como en Los pilares de la tierra.

La saga de Martin es muy extensa (ninguno de sus libros baja de las 800 páginas), pero su estructura facilitaba su adaptación televisiva. Eso sí, con un enorme esfuerzo logístico de la cadena que se encarga de su producción. La primera temporada fue bastante fiel al libro Juego de Tronos (es una lástima que a Tyrion no le pusieran un ojo de cada color). Y la segunda parece que va a ir en la misma línea con respecto al segundo libro de la saga, Choque de Reyes. La duda surge en este punto. George R.R. Martin tiene planteados siete libros y el pasado verano presentó el quinto. Los tres primeros se publicaron en un plazo de cuatro años (1996-2000). Los dos siguientes, en once (2000-2011). Las cuentas no salen.

Uno de los rumores que circulaban por la red era que iban a empezar a cambiar la historia, lo cual parece lógico. Aunque la experiencia de adaptaciones como la mencionada de Los pilares de la tierra, no invita al optimismo. Desviarse del camino marcado por Martin puede llevar a un laberinto de que los guionistas difícilmente podrán salir bien parados, y sin embargo, no parece que exista alternativa.




El elemento pasional

Una de las mejores virtudes de Juego de Tronos es que, progresivamente como las buenas historias, consigue que pierdas la objetividad. Empiezas a verla de manera racional y acabas enganchado a la serie, viviéndola y posicionándote. Una maldad realizada por según qué personaje puedes acabar justificándola o servirte de acicate para tener mayor inquina al mismo. Conozco a gente, aparte de mí, claro, que verá la serie esperando ver caer al rey Joffrey (hay que alabar a los escritores y guionistas capaces de crear a personajes tan odiosos).

Y bueno, no vamos a hablar de incestos, adulterios, ambición, traiciones y demás, porque eso sería un no acabar. De momento, una vez muerto el rey Robert y asesinado Eddard Stark, Poniente aparece dividido con cinco pretendientes a reinar en todo el continente o en algunas partes concretas: el mencionado Joffrey; los hermanos de Robert, Stannis y Renly; el hijo mayor de Eddard, Robb Stark, y Balon Greyjoy, del que desconocemos el protagonismo que podrá adquirir en la versión televisiva. También seremos testigos del fortalecimiento de Daenerys.

Al final, tanta pelea para ocupar de forma efímera el lugar más incómodo, metafórica y literalmente, de Poniente: el Trono de Hierro. Ten cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad y el Invierno se está acercando.
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