opinión

21.10.2013

Serie The Hire de BMW: corto Star de Guy Ritchie

por Sigfrido Gross


Seamos sinceros. Si uno lo analiza realmente bien, no existen buenos cortometrajes. El corto es un formato, que no un género, que no permite la buena estructura dramática del relato.

El problema es que es un formato muy popular, no entre el público, sino entre los realizadores de los mismos. Los que se consideran mejores cortos son aquellos que elige ese mismo grupo de gente que los hace. El gremio en sí es el encargado, el que tiene el control, de decidir qué cortos y cuáles no, son los que serán considerados mejores, míticos o icónicos.

Los cortos deben ser un campo de pruebas, no una cantera.

Es completamente diferente al cine, porque el cine es una industria sometida a lo que responda el público. El cortometraje nunca responderá a eso: el cortometraje responde a lo que opinen sobre él el gremio de cortometrajistas. Cómo y quién mueva esos cortos por las redes sociales, es el colofón al éxito. Y es que el éxito en el cortometraje es un fenómeno completamente diferente al de las películas; en el mercado del corto el éxito se entiende de una manera completamente diferente.

Independientemente a esto, no se puede discutir que haya grandes historias dentro del formato. Normalmente, la mayoría de ellos, no nacieron con impulso creativo sino comercial.

The Hire.

Este cortometraje pertenece a la campaña que BMW organizó entre 2001 y 2002 para promocionar su marca, ya que una firma como la de vehículos alemanes no necesita hacer publicidad a nuevos modelos, siendo tan grande como es.


La idea era bastante sencilla. BMW contrató a David Fincher, entre otros, para producir una serie de cortometrajes que girasen en torno a la figura de The Driver, un personaje interpretado por Clive Owen (antes de ser la estrella que es hoy) y algún coche de la casa. Poco más. Para ello se contrató a conocidos directores de la industria: John Woo, Tony Scott, Ang Lee, John Frankenheimer, Alejandro González Iñárritu o... Guy Ritchie, realizador del cortometraje que nos ocupa.

En aquel momento Internet no era lo que es hoy. No existían los servidores de vídeo que tenemos en nuestros días, ni Youtube era la corporación que es ahora. Estos cortos debían verse en la misma web de la firma, con cierta dificultad, o sencillamente descargarlos.

Si hoy día Youtube permite que más de 4.000.000 de personas vean el tráiler de Man Of Steel en menos de 5 minutos, antes no existía tal posibilidad; y el hecho de que se llegasen a producir 11.000.000 de descargas de la web en cuatro meses, era un verdadero hito en la red. De algún modo, fenómenos como éste permitieron y, en su medida impusieron, la necesidad de crear una velocidad más rápida de descarga y una red de servidores que capacitasen al usuario para ver en tiempo real vídeos de gran duración y en alta calidad.

Si el objetivo de la campaña de The Hire era, por un lado, romper con los moldes de la publicidad convencional y, por otro, subir las ventas de sus automóviles, las cosas les salieron y muy bien. Y es que BMV tuvo que editar varios DVD con los cortos para que la gente pudiese comprarlos, con la evidente posibilidad de hacerte con un coche de la firma. Poco después, esos DVD se regalaban en los concesionarios de todo el mundo. Igualmente, las ventas de la marca se incrementaron un 12% en cuestión de meses, sobre todo en los modelos que aparecían en los cortometrajes.


A los directores no se les daba otra pauta que no fuese que la duración del relato fuese corta y que girase en torno a la figura del conductor y su coche. Independientemente a eso, los realizadores tenían plena libertad. Evidentemente, y como debe ser, mucho dinero fue invertido en el proyecto.

A la operación se subieron muchas caras conocidas: Mickey Rourke, Gary Oldman, Forest Whitaker, Ray Liotta, Marilyn Manson, Don Cheadle... Lo que disparó el interés por la misma desde su origen. La campaña no era un éxito desde el principio pero sí llamó la atención de todos.

Star es el cortometraje que dirigió Guy Ritchie. El director inglés venía de realizar un pelotazo como Snatch, y la industria americana babeaba por él y por la posibilidad de que éste se encargase de alguno de sus proyectos. David Fincher llamó a su puerta y le ofreció participar en The Hire; un suculento cheque, un trabajo rápido y para una gran compañía y el respaldo de uno de los mejores y más respetados directores de la industria mundial. No parecía un mal trato. Ritchie se sube al carro, y con él, su entonces mujer... un icono tan grande como la misma BMW: Madonna.

Los cortos, mientras más sencillos, directos, físicos y poco profundos mejor. El corto no tiene tiempo de hacer que te metas en él. El corto debe apelar siempre a las sensaciones antes que a las emociones, debe ser un mazazo. Una experiencia sensorial por encima de todo. Y Guy Ritchie lo sabe muy bien, ha realizado multitud de anuncios (eso que los guays llaman spots) y videoclips, y conoce el campo. Aquí su presupuesto y posibilidades se disparan, le están dejando hacer lo que quiera, pero eso no significa que tenga que complicarse la vida. Repetimos: mientras más sencillo, mejor.

Star presenta a Madonna interpretando a Madonna (aunque en ningún momento se diga su nombre), una exitosa cantante de pop que debe llegar a la presentación de su último disco. Una cantante caprichosa, borde y bastante gilipollas.

Están en un parking y tiene a toda su comitiva de seguridad esperando. Fuera los fans se agolpan. Se espera que ella sea transportada en la típica furgoneta de cristales tintados. Pero a última hora y para ahorrarse la persecución de fans y paparazzis, ella decide ir en uno de los coches de seguridad. Un flamante BMW conducido por Clive Owen.

El viaje hasta la presentación no será lo que la "estrella" del título se espera.


El cortometraje, de un ritmo endiablado, contiene todas las constantes del cine de Guy Ritchie: los personajes que hablan al espectador, sus congelados, sus contrapicados con personajes que andan frente a cámara, sus cámaras lentas, sus ángulos imposibles, sus cortes a ritmo de música... Todo lo que queremos ver en él como espectadores.

Es veloz, es directo y es efectivo. Funciona tanto a nivel publicitario como a nivel de ficción. Su cometido es vender y entretener al público, su objetivo es el cliente, y ese cliente a su vez es su espectador.

El relato funciona casi como una canción. Y tiene todo el sentido. Para empezar es la historia de una cantante, y para rematar el cortometraje funciona bajo las notas de un temazo como Song 2 de Blur.

La historia no puede definirse como tal, ya que es más una anécdota. Un chiste. Un cuento si se quiere. Nadie cambia, cambian sus circunstancias a golpe físico de volantazo. Por eso es tan buen cortometraje, porque funciona a los niveles que debe. No pretende ser película, ni siquiera pretende ser una película corta. Quiere llevar al público en un viaje frenético y que no le dé tiempo a analizarlo, que simplemente lo "viva" o "sufra".

Guy Ritchie no te permite pararte a entender nada de lo que ocurre, ya que lo que ocurre no requiere explicación: es demasiado inmediato. Tanto que si te despistas al contar de qué va, vas a desvelar el cortometraje entero.

Su calidad radica en su sencillez, en su inmediatez y en su carencia absoluta de pretensiones. Aún así, y como todo buen relato, ahí están sus tres actos y sus puntos de trama. Una trama que podemos resumir en una servilleta. Lo que ocurre es que tienes que ser Guy Ritchie respaldado por David Fincher para hacer que esas tres líneas en una servilleta funcionen mejor que muchas películas que dan mas importancia al subtexto que al texto.

Los cortos son fácilmente localizables en la red. Todos ellos. Todos recomendables y tremendamente distintos entre ellos.

Disfrutad.

Sigfrido Gross

Sigfrido Gross nace en Málaga el 25 de junio de 1984. Su padre lo lleva, desde muy pequeño, a ver todo tipo de películas: desde cine de animación, a Las Tortugas Ninja o desde Batman a reposiciones del cine de Sam Peckimpah.

A parte del consabido trauma perpetuo e irreversible debido a ver cintas como Conocimiento carnal, Akira o Grupo salvaje, Sigfrido también adquiere una profunda e incontrolable pasión por el cine. De todas las épocas y géneros.

Tras estudiar el Bachillerato artístico y algo de fotografía, comienza estudios de Realización de Audiovisuales. Igualmente recibe un curso de guión en la ECAM, el cual le impulsa a profundizar un poco más en la escritura y estudia 3 años de narrativa cinematográfica en la Escuela Audiovisual del Mediterráneo.

Realiza su primer cortometraje, Residuos, que gana un premio a dirección novel en NexoSur y es rechazado en varios festivales por ser considerado 'muy violento'.

Escribe para varios medios de la web artículos sobre cine en todas sus facetas, cosa que alterna con la escritura y corrección de guiones. Para terminar la minibio, digamos lo que siempre se dice: "está trabajando en el que será su próximo cortometraje".

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