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23 de septiembre de 2014

Autómata

por Andrés Robles

Año 2014. Antonio Banderas, aún emparejado con Melanie Griffith y cansado de que Hollywood no cuente con él desde hace mucho, decide pagarse de su bolsillo un papel protagonista que lo devuelva a la primera línea...

...No, disculpen. Esa es otra película. Comencemos de nuevo.

Año 2044. En un futuro postapocalíptico en el que la población mundial se ha visto reducida de manera alarmante y la mayoría del planeta es un erial inhabitable, el agente de seguros Jacq Vaucan debe investigar el posible quebrantamiento por parte de un robot de uno de los dos protocolos de seguridad que rigen su existencia.


Bajo esta premisa comienza Autómata (España, 2014), coproducción hispano - búlgara dirigida por Gabe Ibáñez - Hierro (España, 2008) -, que se presenta a concurso en la sección oficial de la 62 edición del Festival de San Sebastián y que bien podría ser la hija bastarda de Blade Runner (Ridley Scott. Estados Unidos, 1982) y Yo, robot (Alex Proyas. Estados Unidos, 2004). De su padre heredada el miedo al replicante así como esa ciudad decadente y ese aire del film noir del primer acto. En cuanto al parecido con su madre, qué les voy a contar que Isaac Asimov no dijera ya. A ello habría que sumar rasgos de otros cien familiares desde Distrito 9 a Elysium (Neill Blomkamp. Sudáfrica, 2009 y Estados Unidos, 2013), pasando por A.I. Inteligencia Artificial (Steven Spielberg. Estados Unidos, 2001).

Lo curioso es que la mayor lacra del trabajo de Ibáñez no es el hecho de ser un frankenstein compuesto de retazos. Eso podría perdonársele incluso, si estuviéramos ante un producto estimulante o divertido. El principal problema de Autómata es un guión tedioso, firmado por el propio Gabe Ibáñez, Javier Sánchez Donate e Igor Legarreta, que redunda una y otra vez sobre las mismas ideas sin aportar nada nuevo, no ya al cine en general, sino a la propia película, haciendo que acabemos hasta la coronilla de ese segundo protocolo inscrito en el ADN de los robots. De ese modo, cuando la cinta intenta ahondar en su planteamiento más filosófico, el espectador está tan aburrido y desconectado de la historia que lo único que desea es que acabe esa travesía por el desierto de un moribundo Antonio Banderas involuntariamente cómico.


Porque ahí está el otro gran agujero, en sus interpretaciones. Con un inglés que en la versión doblada no se percibirá pero que en el original hace pensar cómo se las habrá podido arreglar este hombre tantos años en Estados Unidos, y un catálogo de muecas imposibles que a menudo causan estupor cuando no pena, la del malagueño es de traca. Pero tampoco es que pueda decirse nada bueno de Dylan McDermott, cuyo trabajo más parece una caricatura que otra cosa, o de Melanie Griffith, con una cara que posiblemente sea el mayor efecto especial de todo el metraje, y de la que sólo puede decirse que está tan sosa e hierática como siempre.

Realmente es una lástima asistir a tal cúmulo de despropósitos. Máxime cuando bajo todos ellos se intuye tanto esfuerzo y tanto sacrificio. Y es que en lo que a valores de producción se refiere, Autómata es un producto no ya digno sino sobresaliente. No en vano su director es uno de los pioneros del CGI español a cuyo cargo corrió la postproducción de la lejana El día de la bestia (Álex de la Iglesia. España, 1995). Además ha sabido rodearse de un buen equipo en el que destaca la labor de Zacarías M. de la Riva, autor de una banda sonora que dota a las imágenes de un clima especial, y de Patrick Salvader, cuyo diseño de producción, si bien es deudor, como toda la cinta, de cualquier ciencia ficción más o menos reciente, consigue tener cierta personalidad -esas proyecciones holográficas gigantes en las azoteas de los edificios o el diseño de los mismos robots -.


Autómata es en fin como esos pijamas o calcetines que a veces recibía uno en sus primeros cumpleaños: un envoltorio impecable que sólo contiene aburrimiento. Una pena, pero de momento, en lo que a producciones futuristas patrias se refiere, tendremos que seguir quedándonos con la estupenda Eva de Kike Maíllo.
  • Autómata

  • Título original:
    Autómata

  • Dirección:
    Autómata

  • Año de producción:
    2014

  • Nacionalidad:
    Bulgaria, España

  • Duración:
    110

  • Género:
    Ciencia-ficción

Andrés Robles

Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".

Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.

Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.

Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.

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