treintaycincomilimetros

21 de febrero de 2015

La teoría del todo

por Andrés Robles

Hace poco, en estas mismas pantallas, expresaba mis reticencias ante The Imitation Game (Descifrando Enigma), una película sobre la que no tenía muy claro si me había gustado o no a pesar de sus múltiples aciertos. Ahora, en ese loco afán mío por ser completista de cara a los Oscars - alguna vez tendré que dejar esta fea costumbre que tantos disgustos me da -, he visto el otro biopic - este con todas las de la ley - de la temporada de premios, y puedo decirles sin titubear que tengo una opinión meridianamente clara sobre él: más me valdría haber invertido el dinero de la entrada de La teoría del Todo (James Marsh. Reino Unido, 2014) en algún libro de su protagonista, Stephen Hawking. La experiencia me habría resultado igual de aburrida, pero al menos tendría un bonito pisapapeles con el que parecer más inteligente.


Mi cabreo es colosal tras dos horas en las que he asistido estupefacto a la traslación a imágenes de un guión plano, tendencioso y carente de conflictos incluso en determinados tramos que en la vida real tuvieron que ser un combate a muerte digno de La guerra de los Rose, al que le pesa demasiado el hecho de estar basado en un libro de la primera esposa del físico. Puedo entender que la buena señora escribiera lo que le diera la gana y no le temblara el pulso al presentarse a sí misma como una suerte de Madre Teresa, pero que Anthony McCarten, autor de la adaptación, no se preocupe por dotar al personaje de Jane de la más mínima arista es simplemente inaceptable, de la misma manera que lo es el desinterés por la figura del propio Hawking. En vez de Stephen, éste perfectamente podría haberse llamado Paco habida cuenta de la importancia que se da a su labor profesional, su proceso analítico o sus contribuciones científicas. Nada de ello parece importar, por todo se pasa de puntillas en aras de la crónica rosa, y al acabar la cinta sólo tenemos clara de él su condición de certero procreador.

Por si no eso no fuera suficiente, causa como poco estupor el tratamiento dado a su segunda mujer. Y es que en el par de secuencias en las que aparece, la cosa adquiere tintes de comedia involuntaria y chusca con esta mala de telenovela a la que sólo le falta ir disfrazada de enfermerita picantona para terminar de dejarnos claro que no fue más que una arpía arribista llegada para destrozar el matrimonio de la pobre, bondadosa y abnegada Jane.


Cierra este dechado de virtudes un apartado visual que, pretendiendo ser clásico y estando arropado por una bonita banda sonora, muestra una esquizofrenia preocupante en el tratamiento de la fotografía. A secuencias de una luminosidad blanquecina cuasi mística, les siguen otras con un marcado filtro azul o una calidez exultante, sin que nada en el metraje justifique tales contrastes. No parece que el asunto se deba a una intencionalidad estética o narrativa y, al menos a un servidor, únicamente le lleva a sospechar que el responsable de etalonaje había bajado un momento a hacer la compra.

¿Tiene entonces algo bueno La teoría del Todo? Pues sí, ya saben: Redmayne. El chico borda el papel sin caer en lo histriónico o regodearse en el patetismo. Eso no lo discuto. Pero admitámoslo, juega con la ventaja del parecido físico y de tener entre manos un bombón con el que cualquier actor mínimamente solvente podría haberse lucido con relativa facilidad. Además ni si quiera en este apartado son todo luces, porque donde otras interpretaciones son capaces de elevar el film que las contiene, la del británico no lo logra, quedándose simplemente en una brillante y aislada excepción dentro de la flagrante mediocridad general.


En fin, que no me entra en la cabeza cómo esta película ha podido estar tan viva en la temporada de premios, teniendo como tiene todo lo malo de los malos biopics, siendo un culebrón edulcorado y romanticón cuya proyección se debería limitar a la sobremesa de cierta cadena nacional y que, sin embargo, acumula un buen puñado de candidaturas en todas las ceremonias imaginables y un Bafta a la mejor película británica del año [sic]... Tengan la bondad de parar el mundo o acercarme al agujero negro más próximo porque a mí todo esto me supera.
  • La teoría del todo

  • Título original:
    The theory of everything

  • Dirección:
    The theory of everything

  • Año de producción:
    2014

  • Nacionalidad:
    Reino Unido

  • Duración:
    123

  • Género:
    Biopic, drama, romance

  • Fecha de estreno en España:
    2015-01-16

Andrés Robles

Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".

Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.

Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.

Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.

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