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26 de septiembre de 2013

Las brujas de Álex de la Iglesia

por Manuel Aguilar


Un robo a una tienda de compra y venta de oro. Unos ladrones con pocas luces perseguidos por una madre muy cabreada y unos policías de risa. Ese es el punto de partida de Las brujas de Zugarramurdi. Pero, ¿y dónde están las brujas en esa historia? Pues como en todo el cine de Alex de la Iglesia, lo que no empieza bien... acaba peor. Y tanto los ladrones, como el oro, la madre y los policías (ah, y un señor que quiere ir a Badajoz, quien la vea entenderá el chiste) acaban sin quererlo en la boca del lobo... o mejor dicho... en el caldero de las brujas.

De la Iglesia se rodea de un reparto estelar para contar esta historia de acción, terror y aventuras que recuerda mucho a aquellas películas de los ochenta que tan bien funcionaron para una generación (entre la que me incluyo) pero que no ha sabido tener continuación en generaciones posteriores.

Al igual que el camino que recorren los personajes, como he dicho anteriormente, de mal en peor, el guión sigue esa misma senda. La película comienza a mil por hora, con unas secuencias de acción brillantes que no tienen nada que envidiar a las del cine yanki. Pero conforme se desarrolla la trama, como pasa en casi el cien por cien del cine de este realizador, esa fuerza va decayendo en una historia más que previsible (sin llegar nunca a aburrir) en las que se repiten los mismos chistes una y otra vez perdiendo toda la chispa que tanto engancha en su comienzo.

Lo que no pierde la chispa y funciona a las mil maravillas es el tandem que forman Carmen Maura (flamante y merecidísimo premio Donosta 2013) y De la Iglesia. Ella estuvo perfecta en La comunidad (para un servidor la mejor película de este director) y en Las brujas de Zugarramurdi vuelve a estar impecable. Aunque... ¿alguien ha visto alguna vez alguna actuación de Carmen Maura y que ella no salga airosa por muy mal que esté todo lo que la rodee? No, no lo pienses... La respuesta es NO.


Aunque en este caso, no está sola. Sus compañeras de brujerías resuelven sus papeletas con solvencia, sobre todo Terele Pávez, que es una de las grandes actrices desaprovechadas de este país. En cuanto a los roles masculinos, los guapos oficiales de nuestro cine, Hugo Silva y Mario Casas, consiguen crear a una pareja de ladrones realmente divertida. Y tanto ellas como ellos están rodeados (cameos aparte) de Macarena García, Pepón Nieto, Secun De la Rosa, María Barranco y dos fijos en la filmografía de Álex De la Iglesia como son Enrique Villén y Manuel Tallafé.

Pero de entre todos ellos, destaca Jaime Ordoñez. Ese actor del que a todos nos suena su cara pero que nadie sabe ponerle el nombre. Un rostro muy conocido tras sus apariciones en televisión, que ahora consigue tener una oportunidad de destacar y demostrar que tiene una naturalidad cómica impresionante. Su personaje, un taxista aficionado a la parapsicología que se ve envuelto en una loquísima aventura, es de los que no se olvidan.

En cuanto a la factura técnica de la película, poco que decir sabiendo que es de Álex de la Iglesia. Puede gustar más o menos su estilo, pero no se puede dudar de que tiene un universo visual cada vez más definido (con la excepción de esa rareza titulada La chispa de la vida), a veces incluso autoparódico, que puede jugar en su contra. Porque quien no entra en el mundo De la Iglesia, no conseguirá adentrarse por las cuevas de Zugarramurdi.

En definitiva, cine para divertirse y reír en estos tiempos tan serios. Así que sólo con conseguir eso, bienvenidas sean Las brujas de Zugarramurdi a nuestras vidas.



  • Las brujas de Zugarramurdi

  • Título original:
    Las brujas de Zugarramurdi

  • Dirección:
    Las brujas de Zugarramurdi

  • Año de producción:
    2013

  • Nacionalidad:
    España

  • Duración:
    112

  • Género:
    Comedia

  • Fecha de estreno en España:
    2013-09-27

Manuel Aguilar

Nace en Jerez de la Frontera, una noche de octubre de 1978 (se aceptan regalos). Hizo la EGB completa e incluso estudió Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla... o eso dicen...

Desde pequeño, ver películas era su principal pasión, llegando incluso a no comer nada durante las casi cuatro horas de El Padrino II (todo un récord) y a romperse la nariz al tirarse por unas escaleras pensando que si Christopher Reeve podía volar (con esa pinta)... ¿por qué él no?

Reza todas las noches para que jamás hagan un remake de Los Goonies y para que de una vez por todas le corten las financiaciones a M. Night Shyamalan.

Ha rodado varios cortometrajes y escrito cuentos pero... ¡lo mejor está por venir!

Acaba de estrenar una comedia de enredo eusko-andaluza, Hoy quiero confesar, que distribuye con Jóvenes Realizadores.

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