treintaycincomilimetros

11 de noviembre de 2014

Interstellar

por Biktor Kero

La relatividad hecha cine.

Advertencia. Si no has visto Interstellar, pero eres fan de la ciencia-ficción y quieres disfrutar al máximo de la que, probablemente, sea la película del año, no sigas leyendo. No leas nada más de nadie más. Ve al cine (pues el disfrute es 10 veces mayor en pantalla y altavoces gigantes) para verla sin estar condicionado por un exceso de información sobre la misma que disiparán el efecto sorpresa de innumerables detalles fascinantes. Cuando lo hayas hecho puedes volver a estas líneas para leer y compartir, o no, mis impresiones sobre la película. Puedes ir y volver y este texto seguirá estando aquí, por lo que podrás leerlo en el futuro de tu presente, de tu ahora actual, un “ahora” que será el pasado si ya has vuelto de verla y estas continuando con la lectura. Pasado, presente y futuro de unas líneas que se unen en un punto relativo, como si atravesáramos un agujero de gusano que conecta...( )


Si por el contrario has salido del cine de ver Intestellar estos días pasados y aún estas en un permanente shock, seguramente sea por que eres un ávido y entusiasta del cine, la ciencia y el espacio y esta película te ha parecido una pasada en todos sus aspectos. Los puristas de la ciencia-ficción sabrán encontrar, con razón, muchas deficiencias a un película tan enrevesada que se vuelve paradójica en sí misma. Pero, sinceramente, viendo el panorama del género de los últimos años hay que agradecer mucho que haya unos pocos directores que se tomen en serio el legado y agarren con fuerza el testigo de los grandes de antaño dentro de la industria actual, carente de nombres a los que referirse. De manera certera, este film es como meter en la batidora los guiones de Contact + Origen + 2001: Una odisea en el espacio, teniendo un poco de lo mejor de cada uno.

Pero de ninguna forma se escapa que la última de Christopher Nolan es un complejo film cargado de toneladas de información científica que pretende acercar al público los entresijos de las teorías de la relatividad, así como los más oscuros e insondables pasadizos del vasto cosmos. Y, como no puede ser de otra forma en estos casos, al tocar temas como los viajes en el tiempo y las paradojas, Nolan se sumerge en una intrincada trama llena de aciertos y errores (o elementos dejados a la libre interpretación) de los que, imagino, sería totalmente consciente, pero decidió hacer la vista gorda en pos de un conjunto lo más perfecto posible. De cualquier forma, hablamos de una película, un entretenimiento ideado para estrujar la materia gris y pasarlo bien en esta aventura épica de proporciones metafísicas, cargada de una sabrosa mezcla del realismo más palpable con las divagaciones más arriesgadas, que encontrará tantos adeptos como detractores por distintos motivos. Y así como el tiempo es relativo, también lo son los gustos y este amalgama de conceptos casi inteligible te puede fascinar como a mí, por la de soluciones e interrogantes que plantea, o hacer sentir que estás tan perdido como un astronauta a la deriva por el vacío interestelar.


El film tiene tres capítulos, o actos, perfectamente definidos que van capturando tu atención por estratos de complejidad e interés. En el primer tercio la historia se centra en la vida de un planeta Tierra que comienza su decadencia, el inicio del fin de la especie humana en su querido mundo, debido a unas repentinas e incesantes tormentas de arena que lo enturbian todo. Cubriendo cada rincón de una capa de imposibilidad a la vida y creando no pocos conflictos entre los humanos que luchan por contrarrestar el fatídico final. Cooper (Matthew McConaughey), nuestro protagonista, es un ex-piloto convertido a agricultor que vive en una casa de campo con sus dos hijos y su padre (John Lithgow) y trata de solucionar los problemas cotidianos que le afligen de la mejor manera que puede. El comienzo, pese los estereotipos, sirve de asentamiento de las inquietudes de los personajes principales que quedarán marcados para toda la película por el estigma de sus debilidades.

Entonces llega el primer giro cuando su hija, Murph, descubre una extraña anomalía física en su dormitorio que les lleva a una base espacial secreta y desencadenando una serie de sucesos, a priori inverosímiles, que catapultará a Cooper a viajar a través del espacio y el tiempo en una auténtica space odyssey junto a Brand (Anne Hathaway) a través de un agujero de gusano y visitando planetas potencialmente habitables cerca de Gargantua, un destructor, despiadado agujero negro. Un segundo tercio de película cargado de tensión y gradualmente emocionantes dosis de acción dirigidas magistralmente, donde Nolan hace gala de sus mejores armas con la puesta en escena y donde los efectos digitales y la banda sonora juegan un papel crucial y espectacular. Pero donde algunos elementos de la trama te dejan un poco crispado: planeta de olas gigantes sin razón alguna que pueden ser cabalgadas sin desperfectos, robots de fisionomía horterilla o Matt Damon de villano espontáneo que quiere matar a Cooper pero descubre sentimientos encontrados a la hora de hacerlo.


La última parte del largo metraje del largometraje (lol) de casi 3 horas, que pasan bastante desapercibidos por la gradual tensión que adquiere la narración a medida que se acerca al final, nos lleva a una experiencia distinta: el de las paradojas, de los estados de la materia, las vicisitudes de la gravedad. El viaje en el tiempo de Cooper al superar el horizonte de eventos del agujero negro es contemplado desde el prisma más científico posible, pero aventurándose en una licencia dramática tan surrealista como conceptualmente brillante. Aquí el guión se forja en conceptos inventados basados en conocimientos reales sobre la relatividad del tiempo y los cuerpos físicos, regidos todos por leyes abstractas de relatividad que, francamente, aún se escapan de nuestras manos y son materias, exclusivamente, de pizarras de laboratorio. Paradojas idealizadas capaces de las mayores elucubraciones y de un final que enlaza con el principio de la película de una manera fascinante, pero que solamente se puede asumir desde un punto de vista crédulo y sumiso.

Tan solo creo que habría sido necesario extirpar del diálogo, que por contra tiene frases memorables, el mensaje de que el amor es algo a contemplar a nivel cósmico, elevando una vez más al ser humano a ese prepotente lugar donde somos el centro de todo y donde las relaciones meramente sociales y psicológicas de las personas pueden llegar a influenciar los mecanismos de la naturaleza y la física.


No es moco de pavo el film al que nos enfrentamos, hablamos de un guión escrito por los hermanos Nolan (Christopher y Jonathan) durante 7 años en colaboración con el astrónomo Dr. Kip Thorne, utilización de software de generación de 3D para crear los fenómenos astrológicos más realistas hasta la fecha, marcando hitos en la historia, y un cuidadoso mimo por un guión que quiere fascinarte a toda cosa, que grita y patalea por llamar tu atención, por asombrarte a toda costa. Llegando incluso a pecar descaradamente de pretencioso, pero sin importarle lo más mínimo con tal de transmitirte la emoción que supone adentrarte de lleno en la ciencia, para que vuelva a estar de moda un poco, algo muy necesario en la sociedad actual carente de curiosidad y afán investigador. Por esto les digo a aquellos que se desviven con gusto en sacarle defectos, que no hay que ensombrecer la complicada labor del realizador por llevar a nuestras encorsetadas mentes los temas que toca de la mejor manera posible. Tratar de buscarle pegas a un trabajo tan descomunal es casi tan pretencioso como lo mismo que se intenta criticar. Ya que el objetivo es entretener al público en última instancia, al final no hay más remedio que adornar con escenas de acción y tensión melodramática la trama, aunque interfieran con la pureza de un enunciado esencialmente científico y creando un intrincado guión marcados por incongruencias que hay que obligarse a dejar pasar. Como espectador exigente con la ciencia ficción, sin ser un experto realmente más allá del consumidor insaciable, esta película ha supuesto un salto en el mundo de la ficción científica, un valeroso reto que superan con creces las expectativas y que agradezco por su existencia. Nolan, a mi entender, supera el reto con nota pues la cinta posee magia, belleza, reflexión, emoción y análisis científico. Alicientes más que suficientes para ser una imprescindible obra a contemplar y debatir.


( )... dos lugares en el espacio separados en un mismo tiempo, plegando así la realidad en un viaje relativo donde la percepción de lo que observas se trastoca con el mero hecho de observarlo. También los párrafos pueden viajar en el tiempo si se quiere ver así. Si te suenan nombres como Cassini, Sagan, Hubble, Curiosity, Titán, Hawking o Voyager es muy difícil que no sientas un especial cosquilleo al ver Interstellar, un film poderoso y complejo concebido para regodearse en tecnicismos para mentes inquietas, la misma sensación debe vivir un científico que, tras años de estudio, ve al fin los misterios de la ciencia revelados ante sus ojos.
  • Interstellar

  • Título original:
    Interstellar

  • Dirección:
    Interstellar

  • Año de producción:
    2014

  • Nacionalidad:
    USA, Reino Unido

  • Duración:
    169

  • Género:
    Ciencia-ficción

  • Fecha de estreno en España:
    2014-11-07

Biktor Kero

Biktor Kero lleva vinculado al mundo cinematográfico desde los 20 años, cuando comenzó a estudiar en la escuela de cine Séptima Ars, en Madrid. Allí dirigió su primer cortometraje en 16mm Y sin embargo (2002).

En Londres vivió durante otros 3 años, donde tuvo la oportunidad de estudiar en la London Film Academy y participó en diferentes proyectos de cortometrajes y videoclips como director, ayudante de dirección y montador. Además, dirigió su segundo cortometraje A beat of Reality (2005).

Volvió a su tierra natal, Málaga, en 2006 para continuar realizando cortometrajes como El reencuentro de Alicia (2008) y Un pequeño detalle (2011) y videoclips para agrupaciones como Santos de Goma, Gastmans o The Wheel & The Hammond. Durante los sucesivos años ha trabajado en diferentes productoras audiovisuales como Euromedia Productions, Cedecom e Infodel Media y ha creado su propio estudio de post-producción: Emotioner.net

Actualmente trabaja en como jefe del departamento audiovisual de la marca Ozone Gaming y se encuentra en proceso de promoción de su nuevo cortometraje Paraiso Beach (2014), un cortometraje pos-apocalíptico sobre dos exploradores en un futuro sin esperanza (en distribución actualmente a través de Jóvenes Realizadores) y por el que recientemente ha ganado el premio a Mejor Director en la sección Cortometraje Málaga del 17 Festival de Málaga. Cine Español.

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