crónica

25.09.2019

Concheando 2019. Crónicas desde San Sebastián. La secuela

por Andrés Robles

Como soy un tipo que, pese a anhelarlo con todas sus fuerzas, tiene pocos pensamientos elaborados y carece casi por completo de vida interior, que comienza a bracear desesperado a poco que la cosa se pone sesuda y acude raudo al salvavidas de la superficialidad por miedo a meterse en jardines de dudosa salida, no sé si opinar de esa "mirada femenina" que aún en el año de Nuestro Señor 2019 se sigue atribuyendo en bloque a toda película dirigida por una mujer.

De entrada el término me provoca un repelús infinito por cuanto me remite automáticamente a un determinismo más relacionado con el machismo atávico que con hechos objetivos. La dichosa manera de "mirar", esa sensibilidad especial al manejar las emociones, existe, de acuerdo, pero nada tiene que ver con el género del que la posee. Porque ¿acaso no está más próximo a la etiqueta de marras el cine de Cesc Gay que el de Kathryn Bigelow siendo ella señora y, hasta donde yo sé, con ojos?
Pero claro, ya digo que por mucho empeño que ponga, no me sale lo de ser profundo y en seguida me da por dudar de mí mismo cuando no por boicotearme, y si no díganme a santo de qué viene que precisamente ahora vaya hablarles de una cinta eminentemente femenina que, miren ustedes por donde, corre a cargo de una directora.

Mujer tenías que ser

No parece baladí que en Proxima el personaje de Eva Green sea astronauta. La profesión, tan dada en el cine a heroicidades, le viene como anillo al dedo a ellas cuando, como en este caso, hablamos de conciliación familiar. Si todavía -y mucho me temo que el asunto tardará en cambiar- para llegar al mismo sitio que sus colegas de sexo contrario deben trabajar el triple y demostrar méritos que a ellos se les presuponen, imagino que la gesta, con niños de por medio, bien podría convalidar como misión tripulada a la altura de la del Apolo XI.

Mitad certera disección de la maternidad, mitad minucioso retrato de ese día a día de continua lucha por hacerse hueco en un ambiente diseñado por y para hombres, quizá el mayor acierto de Alice Winocour, sea el logrado equilibrio que ha conseguido entre ambos elementos. Una pena esa decisión de guión que no sólo pone en jaque la suspensión de la incredulidad de todo el tramo final, sino que traiciona tanto a la propia protagonista como, en cierta manera, a la impronta feminista del film.


La oveja descarriada

Bastante más estilizada pero notablemente menos interesante es The other lamb, obra de la polaca Malgorzata Szumowska sobre una secta que bien pudiera ser una escisión de la Gilead de El cuento de la criada -no en vano parece que compren la ropa en los mismos grandes almacenes.

Pese a pasarse de frenada hasta resultar pretenciosa, consigue a veces enganchar por lo estético. El problema es que, al margen de la forma, todo suena a visto en ella, y además tarda tantísimo en arrancar, recreándose en los desmanes heteropatriarcales del Amado Lider, que la evolución de su personaje principal es demasiado abrupta y su resolución excesivamente atropellada.

Andrés Robles

Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".

Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.

Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.

Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.

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