opinión

02.03.2018

El día O - Guía práctica para seguir los Óscar 2018 o cómo sobrevivir a una madrugada de insomnio - Capítulo 2

por Andrés Robles

Continuamos el repaso a mejor película con las cinco candidatas restantes. Un político gordo y su guerra, una adolescente con ínfulas, una muda con rana y una madre con vocación de publicista componen el quinteto. ¿Comenzamos?

El instante más oscuro (Joe Wright)

La cara B de Dunkerque deja el frente para Christopher Nolan y se centra en la figura de Winston Churchill, el obeso más famoso con permiso de Hitchcock y la figura responsable del salvamento de las tropas por parte de población civil en la citada playa francesa. El director de Expiación, más allá de la pasión no decepciona con este biopic aparentemente clásico en su fondo y forma pero cuajado de decisiones visuales de lo más interesantes.

Otras nominaciones (5): actor principal (Gary Oldman), fotografía, maquillaje y peluquería, diseño de producción y vestuario.

¿Posibilidades de victoria? Gary Oldman va a tener que alquilar un trastero para meter todos los galardones que le ha reportado su perfecta imitación de Churchill, y digo imitación porque, por más que el actor esté excelente, se limita a eso. Por desgracia este tipo de trabajos son sistemáticamente premiados en detrimento de composiciones más sutiles como la de Daniel Day-Lewis en El hilo invisible.

Por motivos similares -el mimetismo por encima de la originalidad-, también es más que probable una victoria en maquillaje y peluquería, apartado que este año no es que sea precisamente para tirar cohetes.

Dunkerque (Christopher Nolan)

Lo dicho antes: si El instante más oscuro es la guerra de despachos, Dunkerque es el fango y las trincheras. Nolan compone su cinta como si se tratara del tercer acto de otra que ya hemos visto mil veces y que no necesitamos volver a ver; destila los elementos del relato hasta quedarse exclusivamente con lo esencial; y retoma la pirueta narrativo-temporal de Origen para ponerla al servicio de la que posiblemente sea la película bélica más inmersiva realizada hasta la fecha.

Otras nominaciones (7): dirección, fotografía, diseño de producción, montaje, montaje de sonido, mezcla de sonido y banda sonora.

¿Posibilidades de victoria? Las estatuillas de sonido son indiscutiblemente suyas. Junto a la banda sonora de Hans Zimmer -que injustamente se volverá a casa sin Óscar- son en gran parte artífices de que Dunkerque tenga la intensidad que remarcábamos. También es bastante probable que consiga triunfar en montaje, y es que hacer que sus tres líneas temporales sean en todo momento compresibles merece no uno, sino treinta eunucos dorados.

Muy distinta es la situación de su realizador. Nominado por primera vez como director pese a ser posiblemente la figura más relevante que ha dado el Cine en lo que va de siglo, su descomunal trabajo se traducirá en un nuevo revés por parte de los académicos.

Lady Bird (Greta Gerwig)

Sobre el papel es la típica producción indie de manual, el enésimo coming-of-age protagonizado por la enésima adolescente marisabidilla de turno. Y sí, lo es, pero también es un film que derrocha verdad y resulta sobresaliente en cada cosa que se propone.

Como toda carrera al Óscar que se precie, la actual también ha tenido una narrativa propia. Si hace dos años la cosa estuvo marcada por el #oscarsowhite y el pasado por la reacción a tales acusaciones de racismo, esta ceremonia estará marcada por el empoderamiento femenino tras los escándalos de acoso sexual. En relación a esto, hay quien dice que la única razón por la que Lady Bird ha llegado hasta aquí es el hecho de estar dirigida por una mujer. Puede que tengan razón en el sentido de que las producciones de este corte son sistemáticamente relegadas al apartado de guion cuando no totalmente ignoradas, pero eso no puede servir en ningún caso como excusa para eludir los meritos del film.

Además, qué quieren que les diga, servidor prefiere mil veces la frescura y el buen hacer de Gerwig a tener que soportar otro drama random de los que siempre acaban por colarse en los premios. Y si en noventa años de premios, únicamente cinco directoras han sido nominadas y sólo una -Kathryn Bigelow- ha conseguido el Óscar, la supuesta discriminación positiva me parece de lo más oportuna.

Otras nominaciones (4): dirección, actriz principal (Saoirse Ronan), actriz de reparto (Laurie Metcalf) y guion original.

¿Posibilidades de victoria? Lo tiene complicadísimo en película, pero, aunque me cuesta creerlo, si la narrativa de esta temporada se lleva hasta sus últimas consecuencias, Greta Gerwig podría arrebatarle el galardón a Guillermo del Toro. Su guion además es el único que puede plantarle cara a Tres anuncios en las afueras.

La forma del agua (Guillermo del Toro)

Justo la película que uno se imagina si le dicen que va a ver un romance entre una mujer y una monstruosa criatura marina. Previsible, carente de chispa y con una paupérrima progresión narrativa, la cinta de Del Toro se contenta con ser entretenida y cuqui sin ni siquiera ir más allá en su apartado visual. Es perfecta para una sobremesa de domingo, pero nada más.

Cabe plantearse por qué ahora, y no antes, el mexicano está en la pomada, siendo como es esta su misma película de siempre y estando cuajada de soluciones facilonas y tópicos -el malo malísimo sacado directamente de El laberinto del fauno o la negra negrísima heredera de los últimos treinta trabajos anteriores de Octavia Spencer-.

Otras nominaciones (12): dirección, actriz principal (Sally Hawkins), actriz de reparto (Octavia Spencer), actor de reparto (Richard Jenkins), guion original, fotografía, diseño de producción, vestuario, montaje, montaje de sonido, mezcla de sonido y banda sonora.

¿Posibilidades de victoria? Servidor se llevaría un disgusto importante al verla recibir el galardón a mejor película, y eso, dada mi mala suerte perpetua, aumenta exponencialmente sus probabilidades de éxito. Del que no me libro fijo es Del Toro que recibirá el galardón sabiendo que su trabajo está a años luz del de Nolan si se valora la proeza visual o del de Paul Thomas Anderson si se valora el cine así, en general.

Además puede dar por ganado mejor diseño de producción y, probablemente, banda sonora, vestuario y fotografía pese a que Roger Deakins haga magia en Blade Runner 2049.

Tres anuncios en las afueras (Martin McDonagh)

El sempiterno rictus de haber comido ajo de Frances McDormand le viene como anillo al dedo a una madre coraje que decide alquilar tres carteles para denunciar la desidia de los investigadores que deben resolver el asesinato de su hija. Un film deudor de los hermanos Cohen cuyo particular sentido del humor hace que el espectador no sepa si está haciendo bien al reírse.

Otras nominaciones (6): actriz principal (Frances McDormand), actor de reparto (doble nominación a Woody Harrelson y Sam Rockwell), guion original, montaje y banda sonora.

¿Posibilidades de victoria? Pese a la ausencia de Martin McDonagh -porque, como todo el mundo sabe, las películas buenas se dirigen solas-, servidor está prácticamente seguro de que suyo será el premio gordo de la noche. También están cantadas las estatuillas de Frances McDormand y Sam Rockwell, y es bastante probable que el guión se lleve el gato al agua como ya hiciera en los Globos de Oro y en los BAFTA.

Y aquí lo dejamos. Me vuelvo a la madriguera de la que no debería haber salido. En lo que resta de aquí a la madrugada del domingo me dedicaré a ponerle velitas a San Judas Tadeo para que Warren Beatty vuelva a salir al escenario a hacer la tres catorce con el sobre de Del Toro y para que Whoopi Goldberg posea el cuerpo de Jimmy Kimmel y la gala la acabe presentando Oda Mae Brown.

Andrés Robles

Paisano de Lola Flores y Bertín Osborne - ahí es nada -, Andrés Robles nació el año en que Superman alzaba el vuelo en la gran pantalla. Asegura que uno de sus primeros recuerdos de infancia es la visión de una serpiente atravesando el tacón de Marion en el Pozo de las Almas y nunca ha entendido del todo qué le ve la gente a esa galaxia "muy, muy lejana".

Licenciado en Historia del Arte y especializado en Patrimonio y Gestión Cultural - tiene hasta un máster el muchacho -, dedica todas las horas que puede a esa pasión que comenzó en un cine de verano viendo a un arqueólogo con látigo y sombrero. Desde entonces no concibe una existencia sin salas oscuras y celuloide.

Como buen crítico de cine, nunca ha escrito ni dirigido nada, y se limita a destruir el trabajo que otros han realizado con toda su ilusión - a veces hace alguna reseña buena, pero son las menos -.

Habiendo conseguido fama, fortuna y gloria hablando de lo que no sabe en esta santa casa, sus próximos objetivos vitales son tener el pelazo de Carlos Pumares y la mala uva de Carlos Boyero.

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